El pensamiento del fundador del Espiritismo, Allan Kardec, hoy
Allan Kardec todavía tiene un papel muy importante en el Espiritismo. Vamos a ver:
“Necesaria nuestra reflexión para que podamos entender cada vez más y mejor el papel que ocupa la Filosofía Espiritista en nuestros días y cómo vamos a interpretar sus postulados y propuestas de cara a la realidad que nos es presentada por los tiempos que vivimos, acompañados por el progreso tecnológico y el avance intelecto moral que caracteriza el presente siglo.
Desde la fundación del Espiritismo, con la publicación de El Libro de los Espíritus, el 18 de abril de 1857, y como clara expresión del pensamiento lógico y racional de sus sistematizador, quedó registrado que: "El Espiritismo es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica. como ciencia práctica, consiste en las relaciones que pueden establecerse con los Espíritus; como doctrina filosófica, comprende todas las consecuencias morales que se desprenden de semejantes relaciones."
De esta forma y con el aval de la experiencia desarrollada por Kardec a través de la clasificación, evaluación y caracterización del fenómeno mediumnico como eje principal y conducto eficaz para desarrollar y precisar los principios y las bases teóricas espíritas, queda establecida la Filosofía Espiritista como una Doctrina de Carácter científico, filosófico y moral..
La publicación sistemática y continua de sus obras básicas y complementarias, permitieron que la difusión de las enseñanzas espiritistas fuese en incremento; en las mismas leemos: "La fuerza del Espiritismo reside en su filosofía, en el llamamiento que hace a la razón y al buen sentido." "El Espiritismo so pena de suicidio, no puede cerrar las puertas a ningún progreso." "El Espiritismo, avanzando con el progreso, nunca será rebasado porque si nuevos descubrimientos le demostrasen que está errado acerca de algún punto, él se modificará en ese punto y si una nueva verdad se revelase, él la aceptará."
La clara expresión del pensamiento kardecista en estas líneas nos muestra una Doctrina Evolutiva, nos presenta cara a cara con una Filosofía abierta, dinámica, racionalista, coherente, y sobre todo practica. Nos incentiva como adeptos a ir al encuentro con una propuesta librepensadora y humanista, en la que a través de su estudio continuo y de su comprensión plena, fruto de demoradas reflexiones y conscientes y serias experimentaciones nos conduce a la identificación clara y lógica de nuestro ser, como Espíritus inmortales, vinculados a la presente reencarnación en este mundo, como consecuencia del sinnúmero de jornadas evolutivas que ya hemos experimentado y de la que somos su consecuencia actual; Espíritus conscientes y responsables de todo ese bagaje espiritual de aciertos y desaciertos, de conquistas y fracasos que venimos experimentando y de los que tanto necesitamos para poder evolucionar, avanzar y alcanzar otros niveles que nos permitan comprender, analizar y valorar con mayor detenimiento nuestra verdadera y real situación espiritual.
De esta forma encontramos en la exhortaciones kardecistas que constituyen la base y el punto de partida de la Filosofía Espiritista un excelente derrotero, un plan experimental y racional que puede facilitar y mucho nuestra visión y el entendimiento consciente de las grandes Verdades Universales.
No obstante constituye una necesidad, para lograr la preservación y el entendimiento general y actualizado de "El Legado Kardeciano", la exposición contextualizada de cada uno de sus conceptos, puntos de vista e ideas fundamentales, que parten de los principios científicos, filosóficos y éticos que caracterizaron la segunda mitad del siglo XIX en Francia.
El conjunto de las enseñanzas espiritistas, así como la exacta exposición de sus principios y fundamentos, mantiene su indiscutible actualidad de cara a los avances tecnológicos, a los descubrimientos científicos y a las propuestas de integración humanistas y solidarias de filosofías y religiones. Sin embargo algunos pensamientos, procedimientos y concepciones que también encontramos en las obras espiritistas, responden a la visión personal y a los puntos de vista manifestados por su fundador y por los Espíritus desencarnados que asesoraron su trabajo, los que necesitamos valorar, analizar, comparar, contextualizar, siguiendo su propia exhortación y para beneficio de la propia Doctrina Espiritista; para que siga siendo la expresión clara, lógica y racional de los principios y postulados que obedecen a la manifestación objetiva y real de las Leyes Naturales, que regulan tanto el funcionamiento del Universo, como la estabilidad y el sostén de nuestras individualidades.
Es deber de todo Espírita estudioso, de todo adepto identificado con esta propuesta de fidelidad y preservación hacia la Filosofía Espiritista asumir una postura abierta, dialéctica, libre de dogmas y prejuicios, separada de posiciones sectarias y movimientos paralelos radicales en sus pensamientos y concepciones; para estudiar, propagar, difundir, las enseñanzas espíritas tal cual han sido manifestadas en sus obras fundacionales pero de cara a la necesaria evolución y actualización conceptual y en el lenguaje expresivo de la Doctrina, que los tiempos que vivimos nos exigen; así quedara libre de ambigüedades y nefastas interpretaciones que perjudicarían notablemente su adecuada interpretación e impostergable difusión.
El pensamiento del fundador del Espiritismo ha de ser expuesto tal cual fue expresado, meditado, estudiado, analizado, valorado y adaptado a los tiempos que corren, pues atendiendo al hecho de que su actualidad es innegable, necesita un mayor estudio y asimilación por parte de los adeptos Espíritas. necesita ser observado como el norte al que podemos acudir para la introducción al conocimiento de la Ciencia Espírita, en busca de mayores profundizaciones, pero nunca como expresión de verdades definitivas o de revelaciones incuestionables.
La garantía para la preservación del Pensamiento Espírita para las nuevas generaciones, está en nuestras manos, y depende en buena medida de la actitud que asumamos con respecto a él desde la responsabilidad individual de cada cual.
Walter Pérez
El texto anterior fue presentado por Walter Pérez, del grupo CEEAK – Centro de Estudios Espiritas Allan Kardec – de Cuba. No podemos añadirle nada. Contiene la claridad transmitida por el pensamiento y la actitud racional y científica de Kardec, responsable del nacimiento de la Doctrina Espírita y necesaria para su desarrollo. Podríamos simplemente resaltar que el título de “fundador” del Espiritismo pertenece a la parte de la ciencia espírita desarrollada “de este lado”, pero no correspondería al Espiritismo como ciencia de la Naturaleza, que existe desde la eternidad y abarca todo lo que podemos. entender.