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¿Qué es el mal y el castigo en verdad?
Continuación del artículo. Obediencia pasiva y fe ciega: los dos principios de la idea falsa
El mal es no cometer errores para luego pedir perdón y ser obediente al bien..
O malo es actuar según el interés personal por encima del colectivo. Para ello, el otro debe servirle, perdiendo la tranquilidad y la felicidad, que el egoísta no quiere para sí. Para someter al otro, éste debe actuar no por deber que coopera, sino por sumisión que lo convierte en una especie de esclavo.
¿Dios castiga? ¡No! ¿Qué es el castigo?
O castigo, según la ley divina o natural, consiste en el sufrimiento constante de quienes conscientemente yerran, actuando movidos por intereses personales, utilizando la mentira y la violencia como medios para lograr sus objetivos.
¿No es este concepto totalmente diferente de lo que hemos aprendido? ¿Es el castigo algo que sucede en el mundo? No, el castigo es el sufrimiento moral de la persona y, si no cambia, no encontrará la felicidad.
Ninguna persona egoísta es feliz, porque sabe, íntimamente, que no está haciendo el bien. Pero, ¿por qué alguien sería egoísta sabiendo que está equivocado, sufriendo por ello y aun así continuando con el mismo comportamiento egoísta?
A través del Espiritismo descubrimos las raíces del egoísmo y de la soberbia. El Espiritismo no confronta personas ni ideas; confronta el egoísmo y el orgullo como conceptos que perjudican el progreso espiritual.
El Espíritu culpable sufre primero en la vida espiritual debido al grado de sus imperfecciones, y luego se le concede la vida corporal como medio de reparación. Por eso el Espíritu encuentra en ella, ya sea a las personas a las que ofendió, o situaciones similares a aquellas en las que cometió el mal, o incluso situaciones opuestas a las que vivió, por ejemplo, enfrentarse a la miseria si era una mala persona rica, o una condición humillante si estaba orgullosa. Este no es un doble castigo, sino el mismo que se continúa en la Tierra, como complemento, con miras a facilitar vuestro progreso hacia un trabajo eficaz. Depende del Espíritu mismo para hacerlo rentable. ¿No es mejor para él regresar a la Tierra, con la posibilidad de ganar el Cielo, que ser condenado sin remisión cuando la abandone? Esta libertad que se le concede es prueba de la sabiduría, la bondad y la justicia de Dios, que quiere que el hombre lo deba todo a su propio esfuerzo, siendo así arquitecto de su futuro. Si no estás contento, ya sea que lo estés durante un período de tiempo más largo o más corto, quéjate sólo contigo mismo: el camino hacia el progreso siempre está abierto para ti.
Allán Kardec. Cielo e infierno: o la justicia divina según el Espiritismo, editorial Feal (p. 78). Versión Kindle.
Sin embargo, es fundamental comprender plenamente lo que implica el egoísmo para poder combatirlo de forma eficaz. Reconocer los propios errores y sentirse culpable es el primer paso hacia el cambio. De lo contrario, el individuo seguirá sufriendo.
La falsa idea de que Dios es la causa de nuestro sufrimiento es errónea. De hecho, somos jueces y prisioneros de nosotros mismos y de nuestros propios pensamientos. El Espiritismo nos enseña esto. Sabiendo esto, ¿elegirás permanecer atrapado o liberarte? ¿Ser esclavo o libre? Es tu elección.
Nadie está obligado a actuar por el bien. La libertad es fundamental para actuar de buena manera. Dios no pone a nadie a vigilar a nadie. Cuando hagas el bien, lo harás con todo tu esfuerzo. En el momento en que actúas con integridad, otros espíritus se acercan para hacer lo mismo: se crea la red de bondad.
Si actúas con motivos ocultos, otros espíritus lo notan y te aíslas por elección propia. ¡Ese es el mecanismo!
¿Alguien realmente nos observa en el mundo espiritual? ¡No! ¿Existe un lugar específico para ser castigado? ¡No! ¡Esto es falso! ¿Emmanuel menciona el umbral? Sí, lo menciona, pero son espíritus engañados los que se reúnen allí. Los buenos espíritus ven a los malos espíritus como enfermos a los que hay que curar y no como adversarios a los que hay que combatir. ¡La lucha entre el bien y el mal es una idea falsa!
Este artículo fue elaborado a partir de una conferencia impartida por Paulo Henrique de Figueiredo. Haga clic aquí a su encuentro.
Continúa en El dominio de la mentira y la violencia
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