La reina de Oude

revista espirita marzo 1858
imagen_pdfimagen_impresión

Las traducciones, del portugués, son automáticas. Si notas algún error en el texto, ayúdanos a identificarlo, haciendo clic aquí.

Suscríbete a nuestras Newsletters y recibe nuestros artículos directamente en tu correo electrónico.

imagen_pdfimagen_impresión

La Reina de Oude ha sido convocada. Ella era una reina india (su nombre era malika kishwar) que había visitado Inglaterra. En su viaje de regreso a la India, enfermó y murió en París, en 1858. Más detalles aquí reina del oude A partir de ahora lo llamaremos reina.

La reina estaba muy perturbada, le costaba entender lo que le estaba pasando. De su conversación, pudimos ver su arrogancia y orgullo. Se le hicieron varias preguntas sobre su opinión sobre su vida terrenal, la condición de la mujer, la vida de los indios, sobre Mahoma, Dios, Jesús, pero dijo que era demasiado poderosa para estar ocupada con Dios.

Dijo que extrañaba la vida, que esperaba que sus súbditos vinieran a servirla. Dijo más de una vez que siempre fue reina, incluso en otras vidas. Ella era extremadamente arrogante.

La reina, además de estar perturbada, parecía bastante molesta con las preguntas, por lo que fue cuestionada. Ella dijo que se vio obligada a venir:

pregunta 22 ─ ¿Por qué respondiste tan rápido a nuestro llamamiento?

respuesta Reina: - Yo no quería hacerlo, pero me obligaron. ¿Crees que me dignaría responderte? ¿Quién eres a mi lado?

pregunta 23 – ¿Y quién te obligó a venir?

respuesta Reina: – Yo no me conozco… ya que no debe haber nadie más grande que yo.

La Reina de Oude, RE Marzo/1858

La conversación terminó apenas intervino el Espírito de Sao Luis:

pregunta 32 ─ Solo le pedimos que tenga la amabilidad de responder dos o tres preguntas más.

respuesta San Luís - ─ ¡Déjala, pobre descarriada! Ten piedad de tu ceguera. ¡Que ella os sirva de ejemplo! No sabes cuánto sufre su orgullo.

Creíamos encontrar en este Espíritu, si no filosofía, al menos un sentimiento más verdadero de la realidad y unas ideas más sanas sobre las vanidades y grandezas terrenales. Lejos de ello, las ideas terrenales conservaron en ella toda su fuerza: es el orgullo, que nada pierde de sus ilusiones.

Esta descripción de la evocación también se encuentra en el libro Cielo e infierno de Allan Kardec, Segunda parte, cap. VIII- espíritus endurecidos.

imagen_pdfimagen_impresión

Recomendaciones de lectura (libros)

Escrito por 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.