El infierno, según el Espiritismo

El infierno según el Espiritismo
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El Espiritismo demostró la imposibilidad de la existencia del Infierno, así como del Purgatorio como lugar después de la muerte. Es lógico señalar que, al hacerlo, demuestra la imposibilidad de las construcciones modernas de ideas como la de límite. Pero, al mismo tiempo, demostró la existencia de estos dos últimos, no como un lugar fluídico, sino como un lugar material: los propios planetas como la Tierra e inferiores, donde, literalmente, purga imperfecciones adquiridas:

“Es, por tanto, en encarnaciones sucesivas que el alma se va despojando poco a poco de sus imperfecciones, es decir, que se purga, hasta ser lo suficientemente pura como para merecer abandonar los mundos de expiación e ir a mundos más felices, de donde podrá luego se va para disfrutar de la felicidad suprema1.

Por tanto, el Purgatorio ya no es una idea vaga e incierta, es una realidad material que vemos, tocamos y sufrimos. Él está en los mundos de la expiación, y la Tierra es uno de esos mundos: en ella los hombres expían el pasado y el presente en beneficio de su futuro. Pero, contrariamente a la idea tradicional del Purgatorio, depende de cada uno acortar o prolongar su estancia allí, en función del grado de avance y pureza que alcance a través del trabajo sobre sí mismo. Dejamos estos mundos no porque nuestro tiempo haya llegado a su fin, ni por mérito ajeno, sino por mérito propio, según las palabras de Cristo: –A cada uno, según sus obras–, palabras que resumen toda la justicia de Dios.

El Espiritismo no vino, por tanto, a negar la pena futura, sino al contrario, a confirmarla. Lo que destruye es el infierno localizado., con sus hornos y sus penas irremisibles. No niega el Purgatorio, porque prueba que nos encontramos en él, definiéndolo y detallándolo, explicando la causa de la miseria terrena, haciendo así creer a quienes lo negaban”.

KARDEC, Allan. El cielo y el infierno – Editora FEAL

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Recomendaciones de lectura (libros)

  1. Al comienzo de vuestra evolución, hay imperfecciones que son hábitos erróneos creados por el apego, que resultan en orgullo y egoísmo. Esta responsabilidad personal, sólo para quienes eligen este camino doloroso, configura la condición de imperfección moral y sufrimiento que debe ser superada mediante la expiación. Sin embargo, en los planetas primitivos existen vicisitudes derivadas de la falta de inteligencia para crear mejores condiciones de vida y confort, en términos de alimentación, vivienda y salud. También faltan oportunidades para que todos progresen, como la educación, el trabajo, la familia. Por tanto, todos afrontamos pruebas, que son oportunidades de progreso, individual y colectivo. Son los planetas de la expiación y las pruebas. (N. hacer E.) []

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