Ciencia dogmática moderna: ciencia versus espiritismo

Acabo de responder a una objeción relacionada con el tema de la Ciencia versus el Espiritismo (el sujeto quería imputar el Espiritismo a la imaginación). Me pareció interesante reproducirlo aquí:

“X, está evidente que você fala do que acha que é, ou seja, fala de opinião própria. Isso não é ciência. Provavelmente o amigo desconhece que a Ciência (com “C” maiúsculo) foi formada juntamente à metafísica, e que os grandes gênios do passado, foram, também, grandes filósofos, tratando da questão de Deus e da Criação afastados, porém, da teologia, dogmática e retrógrada. Natural, pois a Ciência, tornando-se tão dogmática quanto a Igreja, virou as costas para a metafísica, tachando de supersticioso, místico ou louco aquele que ouse tocar no assunto sobre Deus ou sobre a espiritualidade, ainda que de forma racional. Pois bem, amigo. Foi justamente o que fizeram aqueles que deram início ao Espiritualismo racional, en el siglo XIX, y eso fue precisamente lo que hizo Kardec en el estudio de ciertos fenómenos que, a pesar de atravesar la humanidad, fueron tratados de manera dogmática, tanto por la Iglesia como por la Ciencia.

Lo que la ciencia moderna no comprende, porque ha olvidado este conocimiento, es que, actuando como lo hace, actúa como la Iglesia. Mientras que este último guiaba al hombre por el dogma de la caída por el pecado y el castigo, el primero guiaba al hombre por el dogma del materialismo. Tanto lo uno como lo otro lo ausentan de sus responsabilidades: el segundo, porque somete al hombre a la voluntad de terceros -actúa mal por influencia del diablo y actúa bien por influencia de Cristo- y el primero porque se convierte en hombre es esta máquina que actúa de tal o cual manera simplemente por la fuerza de las sensaciones, actuando químicamente sobre su cerebro ((sin excluir de aquí, por supuesto, la influencia que la “química corporal” e incluso la genética tienen sobre el individuo. Sólo destacando - Si no son los únicos factores, por qué, ante una gran tentación, el individuo puede elegir, por su voluntad, no ceder a ella.)). Caen en el mismo error que ciertos científicos antiguos, que atribuían el buen y el mal comportamiento a la bilis blanca y a la bilis negra. La única diferencia es que la ciencia moderna trata lo psicológico no con sanguijuelas, sino con pastillas.

Dije que la Ciencia, en el pasado, se ocupaba de la metafísica, de manera racional (y, por supuesto, nada mística). Resulta que para ella faltaba una clave, como también faltaba la psicología de la época, que investigaba al hombre como alma encarnada sólo mediante procesos de inducción lógica y extrapolación. Esta clave, que vino a dar, fue el Espiritismo, no este falso “espiritismo”, recogido entre líneas de ideas falsas, surgidas de errores y opiniones de supuestas obras mediúmnicas, sino la espiritismo estudiado por Kardec, con metodología, ese Espiritismo que, hace más de 150 años, adelantó conocimientos, o caminos hacia ellos, que recién ahora la Ciencia moderna comienza a verificar. Es importante, por supuesto, separar los errores, naturales del lado humano, encontrados en la ciencia de la época (como la teoría de los fluidos), de los aciertos de la parte que concierne al derecho natural. Lo que Kardec hizo fue investigar las causas de ciertos efectos, de lo que dedujo una Doctrina, que toca no sólo la cuestión de ciertos fenómenos materiales, sino que tiene un aspecto enteramente moral.

El investigador y científico que tuvo la buena fe de investigar las obras “O Céu e o Inferno” y “A Gênese” (cuidando referirnos a las últimas ediciones de FEAL, donde estamos seguros que son obras originales de Kardec, intactas ) encontrarían, para su gran sorpresa, algo muy diferente de lo que pensaban que era el Espiritismo, y, por mucho que terminaran en desacuerdo, imputando lo que fuera a Kardec, no podían concluir este estudio sin advertir que se lanzó muy en serio en esta investigación, que constituyó algo que, contrariamente a lo que piensas, no era una religión.”